20 Mar La conciliación laboral para las mujeres emprendedoras, entre mito y realidad.
En los últimos años, consecuencia de la crisis económica, ha incrementado el número de personas que han decidido emprender. Especialmente para muchas mujeres, el emprendimiento se ha convertido en una válvula de escape a un sistema laboral precario, asfixiante y poco incline a la conciliación laboral y familiar.
La Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA) arroja algunos datos muy interesantes y nos dice que, las autónomas representan el 33,6% del total de trabajadores autónomos en España y apunta también que la mujer autónoma en España representa el 32,80% del autoempleo europeo.
Estos parecen datos interesantes, sin embargo, poco o nada se conoce cómo están siendo vividas y gestionadas las vidas de las mujeres que de forma consciente e inconsciente se aventuran a emprender. Además, apenas contamos con datos cualitativos acerca del emprendimiento y de los niveles de calidad de vida y bienestar relacionados con este, así que los datos ofrecidos más arriba podrían esconder realidades pocos placenteras.
Pero vamos por parte y empezamos por preguntarnos:
¿Cuáles son las razones por las cuales las mujeres eligen emprender?
Las razones por las cuales las mujeres emprenden son muy diferentes como diferentes son las características, aspiraciones y necesidades de las mujeres que el mercado laboral actual, en la mayoría de las ocasiones, no es capaz de atender.
Así que tenemos a las mujeres que emprenden porque tienen ninguna posibilidad de mejorar su situación profesional en las organizaciones debido a los límites del conocido “techo de cristal” y el emprendimiento se convierte, para estas mujeres, en una oportunidad para desarrollar y visibilizar su talento.
Asimismo, hay otras mujeres que emprenden más bien por necesidad y en consecuencia de haberse quedado en el paro o porque necesitan reincorporarse al mundo laboral tras un largo periodo de ausencia (durante el cual se han ocupado de la crianza de la descendencia),
Otras que emprenden porque su edad constituye ya una gran barrera a la hora de encontrar un trabajo (trabajadoras seniors),
Y también, las hay que lo hacen con la intención de poder conciliar mejor su vida familiar y laboral.
Con respecto a este último aspectos y en vista de la celebración el día 23 de marzo “Día Nacional de la Conciliación de la vida personal, familiar y laboral y de la corresponsabilidad en la asunción de responsabilidades familiares” me gustaría fomentar una reflexión sobre si la conciliación laboral para las mujeres emprendedoras es una elección realista o un mito inalcanzable.
Es fácil pensar para una mujer que pudiendo gestionar la vida laboral sin horarios rígidos establecidos por las empresas y flexibilizar las horas de trabajo, todo irá bien y la vida laboral autónoma será fácil de gestionar.
Sin embargo, es importante que las emprendedoras tengan en consideración los mecanismos de funcionamiento de su propio sistema familiar y detectar donde se manifiestan los estereotipos y roles de género en su entorno familiar y en la relación de pareja (en el caso que la haya) porque estos factores de género podrían poner en entredicho la conciliación laboral y convertir el emprendimiento en una misión imposible.
Por esta razón quiero lanzar algunas preguntas de reflexión, del tipo:
¿Cómo compaginar el sostenimiento de la vida y los cuidados con las exigencias de horarios, disponibilidad y flexibilidad que el emprendimiento requiere?;
¿Cuál es el máximo de cuidados que una mujer emprendedora puede absorber?;
¿Quién/es asumen esos cuidados que una mujer deja de hacer?;
¿Qué red de cuidados informal y red mínima es necesario tener?
Esta preguntas tienen la intención de cuestionar la conciliación laboral de las emprendedoras para encontrar un real equilibrio sostenible en su vida diaria.
La corresponsabilidad en la conciliación laboral y familiar representa todavía un reto muy grande para las mujeres que se encuentran a gestionar su vida laboral y familiar repartiendo su tiempo entre su proyecto de emprendimiento y las “obligaciones” familiares, como el cuidado de los/as hijo/a y de las personas mayores.
Cualquier persona que haya emprendido alguna vez en su vida o que esté en el camino, conoce perfectamente cuantas horas de dedicación hay que invertir en el proyecto de emprendimiento para que despegue y se consolide. Estas horas de dedicación, incluyen, en la mayoría de ocasiones fines de semanas pasados trabajando o noches de trabajo para terminar una entrega o un pedido importante.
El emprendimiento es muy exigente, no tiene horarios y tampoco límites. La gestión del tiempo se convierte en algo fundamental tanto como la capacidad de involucrar en el proyecto de emprendimiento, a toda la familia y especialmente a la pareja que deberá (si ya no lo hace) asumir la corresponsabilidad de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos e hijas. Porque sin el compromiso de la pareja y esta capacidad de trabajar como un equipo, el emprendimiento se puede convertir en una experiencia agotadora para cada mujer.
Las mujeres no podemos hacerlo todo, cuidar de la familia y gestionar una empresa o una actividad autónoma, por esto es tan importante saber claramente dónde están los límites y aprender a crear una red de cuidado que de soporte y acompañe a la emprendedora en su proceso de emprender.
Incluso, si lo queremos mirar desde el cariño y la posibilidad, el emprendimiento puede convertirse en una oportunidad realista de cambiar la sociedad desde dentro, desde la capacidad de poner la vida al centro y crear proyectos de emprendimiento que incluyan la igualdad y la corresponsabilidad. Pero para hacer esto necesitamos la ayuda de todxs y no solo el esfuerzo unilateral de la mujer emprendedora.
Paola Pozzi – Coaching, Formación, Igualdad – https://www.paolapozzi.com